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Eva Gracia Morales
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4 ene. 2021
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Muere a los 98 años el diseñador francés Pierre Cardin, pionero del prêt-à-porter

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Eva Gracia Morales
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4 ene. 2021

Diseñador vanguardista y uno de los máximos representantes del estilo futurista, Pierre Cardin falleció en la mañana del 29 de diciembre en el hospital americano de Neuilly a los 98 años, según anunció su familia a la agencia AFP. Como legado deja un imperio de 525 millones de euros, según la revista “Challenges”, y que agrupa cientos de licencias en todo el mundo.


Pierre Cardin - Bertrand Guay / AFP


El diseñador de moda francés nació en San Biagio di Callalta, cerca de Venecia, el 2 de julio de 1922 y rápidamente se consolidó como una figura emblemática de la moda de los años 60, junto a Paco Rabanne y André Courrèges, con colecciones inspiradas en el universo espacial. De carácter visionario, Pierre Cardin fue el fundador del prêt-à-porter y pionero del desarrollo de su firma bajo licencias, a veces en sectores algo alejados de la moda, lo que suscitó críticas entre sus coetáneos.

Recortes de las prendas con formas gráficas, hombreras militares, faldas sujetas de tops de metal, vestidos con forma de burbujas y de aros, ropa con ojos de buey y la combinación de colores brillantes con tonos metálicos son algunas de las señas de identidad del estilo Cardin. Su ropa parecía sacada de otra galaxia, diseñada por un modisto intrigado por la ciencia ficción y la exploración del espacio. Finalmente, el creativo se acercó a este mundo en 1971: fue el primer civil en vestir un traje espacial, el de Buzz Aldrin.

Inicios en el mundo del teatro



Cardin llegó a París en 1945 y siguió una formación clásica, de la mano de Jeanne Paquin y Elsa Schiaparelli, antes de entrar en la casa de Christian Dior y de participar en la creación del famoso traje “Bar”. Fue en 1950, a la edad de 28 años, cuando fundó su propia firma.

Se instaló en el número 10 de la rue Richepanse en París (convertida después en rue du Chevalier-de-Saint-George) y comenzó a diseñar ropa y máscaras de teatro, influenciado por su encuentro con al artista Jean Cocteau, quien confió en él para el diseño del vestuario para su película “La Bella y la Bestia”.

Fue en 1953 cuando presentó su primera colección y, al año siguiente, logró un gran éxito con su vestido burbuja, pieza que atestigua su pasión por las formas geométricas. Después, abrió su primera boutique, dedicada al universo femenino, llamada “Eve” y ubicada en rue du Faubourg-Saint-Honoré. En 1957 abrió una segunda tienda, llamada “Adam” y dedicada al universo masculino.

Los años 60 marcaron el desarrollo de la carrera de un diseñador que declaró: “Yo hago moda, es mi droga”. Lanzó su colección prêt-à-porter para mujer en 1959 en Printemps, y para hombres, al año siguiente. Esta fue una colección presentada por estudiantes durante el desfile, pues los modelos masculinos no existían en aquella época. Desarrolló su colección infantil en 1966, introdujo materiales sintéticos y fue también entonces cuando inició la creación de un modelo de negocio basado en las licencias.


Dos piezas de la exposición dedicada a Pierre Cardin en 2019 en el Museo de Brooklyn de Nueva York - AFP / TIMOTHY A. CLARY



“Mi gran golpe de genialidad fue crear el prêt-à-porter cuando solo había alta costura, lo que siempre te hace perder dinero. Me dijeron que no duraría dos años, pero creí firmemente en mi idea. Me criticaron y luego me imitaron”, declaró el modisto en 2012 en una conferencia ante los estudiantes de Sciences Po Paris.

El rey de las licencias



Su compromiso y su visión del mercado le llevaron a ser fuertemente criticado por sus compañeros, además de despedido de la Chambre Syndicale. Pero Pierre Cardin sabía que quería “crear marca, porque una firma puede desaparecer a los tres meses, mientras que una marca permanece”. Después, se comprometió a desarrollar su marca a través de las licencias: papeles pintados, agua mineral, platos… casi todo tenía lugar. Así, el nombre de Pierre Cardin invadió más de un centenar de países y multitud de objetos.

Para su conquista del mercado internacional, Pierre Cardin apostó por espectáculos de lo más originales, desfilando en medio del desierto de Gobi, a bordo de un portaaviones en Tianjin, en China, en la plaza Roja de Moscú con más de 200 000 espectadores, en la prestigiosa Villa Medici de Roma o en el Palacio Blanco de Belgrado. Más recientemente, en 2016, tomó el Institut de France para una retrospectiva de sus 70 años de creación, toda una excepción concedida al modisto francés, el único en la profesión que se sentaba en la Académie des Beux-Arts desde 1991. 

Fue en la década de 1970 cuando Pierre Cardin amplió su campo de creación a otros universos: empezó a diseñar y fabricar joyas y perfumes e incluso hizo sus pinitos en el negocio de la restauración al convertirse en el dueño, en 1981, del famoso restaurante parisino Maxim’s.


La influencer española Joana Sanz con un diseño del modisto. - Pierre Cardin


El diseñador también era amante del arte. En 1970 abrió su fundación en la capital francesa, en la que reunió a pintores, escultores y directores; el espacio, finalmente, fue absorbido por la ciudad de París en 2016. También auspició la instalación de un museo llamado “Pasado-Presente-Futuro” en Saint-Ouen en 2006, que después trasladó en 2014 a París, a un espacio de 1000 metros cuadrados situado en el 5, rue Saint-Merri. Se trata de un lugar que recorre la “pasión creativa” del modisto francés a través de 200 modelos de alta costura y muebles de diseño.

A principios de la década de los 2000, el diseñador compró el castillo del Marqués de Sade en Lacoste, en el Vaucluse, así como 30 casas en la misma localidad para celebrar eventos culturales, lo que desencadenó fuertes tensiones entre los habitantes de la zona.

Un independiente entre los grandes grupos



Pierre Cardin estuvo al frente de un negocio cuyo valor se estima en 525 millones de euros, según la publicación “Challenges”. Presentó sus colecciones de forma puntual en los últimos años, pero siguió dando su apoyo a su firma, especialmente a través de los ingresos por licencias.

En julio de 2019, el Museo de Brooklyn, en Nueva York, dedicó a Pierre Cardin su primera gran retrospectiva en 30 años. La exposición, titulada “Pierre Cardin: Future Fashion”, ayudó a restaurar la imagen de un modisto con frecuencia criticado.

Él, que entendió el “precio de una marca” mejor que nadie y vendió los derechos para que estos fuesen usados en una amplia gama de artículos antes de que otros optasen por esta vía, hizo caso omiso de las críticas. Y se felicitó por “haber creado un negocio exitoso solo, sin acreedores, asesores o bancos” en un tiempo en el que grandes nombres de la moda se unieron a multinacionales del lujo.

Lucile Deprez

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