Por
AFP
Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
Publicado el
1 feb. 2022
Tiempo de lectura
3 minutos
Descargar
Descargar el artículo
Imprimir
Tamaño del texto

Los productos de lujo sin vender buscan una nueva vida ahora que se prohíbe su destrucción

Por
AFP
Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
Publicado el
1 feb. 2022

Las rebajas son algo impensable y su destrucción está prohibida. Entre la gestión de los stocks, la venta al personal, las donaciones y el reciclaje, las marcas de lujo se organizan para comerciar los productos no vendidos.


Archivo - Pixabay


“Se están realizando grandes maniobras desde hace dos años”, en previsión de la implementación de la ley anti residuos que, desde hace un mes, prohíbe la destrucción de productos no vendidos, explicó a la AFP la experta en lujo Julie El Ghouzzi, de la consultora Cultz.

“Es un tema que ha cobrado importancia hoy en día”, añadió, recordando el escándalo de Burberry en 2018. En su informe anual, la marca británica reveló que en 2017 destruyó más de 28 millones de libras en bienes para proteger su marca, el equivalente a 20 000 de sus icónicas gabardinas.

Tras el revuelo que causó este anuncio, la marca anunció que acabaría con estas prácticas al año siguiente.

Las casas de lujo ahora son "extremadamente cuidadosas", confirmó a la AFP Arnaud Cadart, director de portfolio de Flornoy, "las mentalidades han cambiado, ya no estamos en una economía de primacía a la creación desenfrenada", ni en la idea de "no importan los desperdicios, y si no se vende, lo destruimos".

Además, en el lujo no se realizan rebajas. Los descuentos pueden plantear "un problema de deseabilidad", según Julie El Ghouzzi. “En el lujo, si un bien es menos caro, hay menos ganas de comprarlo”.

En este contexto, el primer paso a dar es una gestión estricta del inventario. Kering, propietario de Gucci, Saint Laurent, Balenciaga, entre otras, indica que está invirtiendo para este fin “en tecnologías de inteligencia artificial”.

En su competidor LVMH (Vuitton, Dior, Celine...), Hélène Valade, directora de desarrollo ambiental, subrayó que "el modelo de lujo ya está muy ajustado a la demanda", con poco inventario.

Sin embargo, reconoce que la ley antidesperdicios obliga a conocer aún mejor a los clientes para ajustar la demanda.

Julie El Ghouzzi resaltó por su parte que Louis Vuitton, la marca estrella de LVMH, es especialmente eficiente en este ámbito. “Saben exactamente lo que tienen en stock y son capaces de gestionarlo al milímetro... No es el caso de muchas otras casas”, destacó.

Cuando a pesar de todo quedan mercancías sin vender, el comercializarlos a precios rebajados a la plantilla es una solución: a los 150 000 empleados en LVMH, 38 000 en Kering y 16 600 en Hermès. También se debe tomar en cuenta las donaciones a asociaciones. LVMH tiene una alianza con Cravate Solidaire, su casa Kenzo con Tissons la Solidarité, Marc Jacobs en Nueva York con la asociación Fabscrap...


Telas no usadas



Luego está el reciclaje de productos en nuevas materias primas. “Anteriormente, un diseñador que tenía una idea extraordinaria buscaba los recursos para implementar esa idea”, explicó Hélène Valade a la AFP.

"Hoy en día, el proceso a veces se invierte: hay ciertos diseñadores que parten de materiales existentes (colecciones antiguas, telas no usadas, retales de cuero…) y tienen su idea", enfatizó, como hizo Virgil Abloh en Vuitton.


LVMH también ha firmado una alianza con WeTurn, una start-up especializada en la recuperación de fibras para fabricar nuevas bobinas de hilo.

En Kering, Balenciaga y Saint Laurent (para zapatos) o incluso Alexander McQueen, han desarrollado proyectos con Revalorem, una compañía que recicla artículos no vendidos de la industria del lujo para fabricar materias primas.

En 2020, Hermès por su parte comercializó 39 000 productos con un enfoque de “upcycling”.

“Las actividades que más destruyen son la moda, la marroquinería y la cosmética”, explicó Arnaud Cadart.

"Pero hoy su excelente salud se traduce más en desabastecimientos que en excedentes. Desde 2014, Hermès no tiene prácticamente nada que tirar, todo vale”, según Cadart.


En LVMH, Hélène Valade confirmó que "los artículos de marroquinería están prácticamente agotados en este momento", citando por ejemplo un bolso de la marca Loewe, creado a partir de restos de cuero de los talleres. Esto, a pesar de un precio de venta de 1700 euros.
 

Copyright © AFP. Todos los derechos reservados. La reedición o redifusión de los contenidos en esta pantalla está expresamente prohibida sin el consentimiento escrito de AFP.