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4 mar. 2018
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Balenciaga rinde homenaje al Programa Mundial de Alimentos

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Hernandez Sebastian
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4 mar. 2018

El desfile de Balenciaga se centró en el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés), con una gama de diseños con el logo de la organización, en un elegante evento en una remota ubicación al norte de París, cerca de la mayor zona ocupada por refugiados de la ciudad.

Balenciaga - Fall-Winter2018 - Womenswear - Paris - © PixelFormula


El desfile fue difícil de superar. Un falso nevado de 20 metros de altura en el que estaban pintados enormes grafitis con letras de un metro de alto que decían 'Balenciaga', 'Power of Love', 'Speed' y 'Enter'. Los colores de esta montaña de ensueño para los snowboarders se reflejaban en vestidos estampados, camisetas de tirantes, tops elásticos y medias/botas.

Este evento también marcó la primera temporada en la que el director creativo de la casa, Demna Gvasalia, presenta un desfile mixto. El momento principal fueron una serie de abrigos largos y la chaqueta "vasca" de Cristóbal, por debajo de la cadera y conjuntos en tela escocesa, magníficamente realizados con una esencia muy Balenciaga. La línea incluyó una camisa de hombre con un número de teléfono parisino, que resultó ser una línea directa de Balenciaga que, con una voz similar a la de un Replicante, preguntaba sobre su altura y talla de zapatos, su color favorito, etc.

Los principales diseños tuvieron en común líneas delgadas: pequeños vestidos de coctel con estampado de cebra y chaquetas de hombro en ángulos largos y afilados para hombre. Sin embargo, a medida que el espectáculo avanzaba, los diseños ganaron en volumen y cantidad. Uno de los diseño incluyó alrededor de cinco prendas: desde una camiseta negra de roquero y una sudadera de WFP, hasta una camisa de franela a cuadros muy grunge y una chaqueta de rodeo de cuero negro con flecos.

Asimismo, la colección contó con gran cantidad de descomunales parkas, la mejor en tartán de Stewart desteñido, del tipo que un snowboarder se pondría para deslizarse por las pistas, de tamaño extra, extra, extra grande. En total, fue otro desfile lleno del ADN histórico de Balenciaga, volumen y materiales modernistas, con el estilo callejero y refinado de Demna, y un mensaje político loable.

La asociación de la casa con el WFP "utiliza la moda para involucrar a los consumidores globales en torno al problema del hambre y la sensibilización" del trabajo del grupo humanitario en emergencias, explicó Balenciaga. La firma también hizo una donación de 250 000 dólares al WFP. Según el comunicado de la casa, el número de personas en situación de hambre aumentó 38 millones en 2016, hasta colocarse en 815 millones, fundamentalmente debido a los conflictos armados y al cambio climático.

Es un tema que Gvasalia conoce personalmente, ya que su propia familia fue forzada a abandonar su región natal de Abjasia, Georgia, debido a la guerra de ese país con Rusia cuando todavía era un niño.

"Consideramos que esta asociación con el Programa Mundial de Alimentos es un paso importante para hacer que la moda sea útil de una manera diferente y apoyar buenas causas con nuestros productos siempre que sea posible", afirmó el diseñador en un comunicado enviado por correo electrónico justo cuando comenzaba el espectáculo.

Para evidenciar el hambre, no era necesario ir muy lejos. Al regresar a París por la carretera de circunvalación principal, los asistentes tuvieron que pasar frente al campo de refugiados. Fue admirable asistir a un evento de un diseñador como Demna, que no ha olvidado sus orígenes.

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